Gestión del tiempo: los 6 secretos de la focalización

Por el julio 28, 2016

De todos los recursos para gestionar el tiempo, el que menos usamos en nuestro moderno entorno, sobrecargado de toda clase de solicitaciones, es la focalización. Sin embargo, la focalización resulta tremendamente eficaz cuando se trata de sacar adelante nuestros proyectos más importantes y nuestros objetivos a largo plazo.

¿Cómo conseguir concentrarnos en nuestro objetivo cuando necesitamos todos los recursos de nuestro cerebro para reflexionar, analizar o crear?

Puede inspirarnos mucho a este respecto la actuación de la artista Miyoko Shida. ¿Cuánto tiempo necesitaría esta artista para llegar al mismo resultado si tuviera que trabajar con prisas y precipitación? Un tiempo infinito. Su objetivo se vería abocado al fracaso.

Los pocos minutos de pura poesía de este vídeo ilustran los 6 secretos de la focalización:

Primer secreto: tener presente nuestro objetivo.

Miyoko Shida sabe a dónde va. Tiene siempre presente cuál es la esencia de su espectáculo: mantener el equilibrio. Su mirada oscila entre la acción inmediata (tomar una nueva rama) y el objetivo final de su empeño (mantener intacta la pluma en su lugar). Nosotros también, al iniciar un nuevo proyecto o una tarea de largo recorrido, debemos visualizar nuestro objetivo. Comprobemos regularmente que seguimos en el buen camino. Visualicemos mentalmente una secuencia de la película, una instantánea del resultado que pretendemos conseguir. Nuestro cerebro concentrará más fácilmente su energía sobre esa imagen.

Segundo secreto: preparar el material necesario

Miyoko Shida lo tiene todo a mano, y sólo aquello que necesita. Preparar la noche anterior los elementos necesarios para nuestro trabajo del día siguiente tiene dos ventajas: evitar que sucumbamos a las mil y una tentaciones visuales que pueden desconcentrarnos, y permitir que nuestro cerebro se ponga “en tensión”, en el sentido positivo. El cerebro se prepara de noche para ser eficaz desde el inicio de nuestra jornada laboral.

Tercer secreto: aislarnos mentalmente

En tanto no consiga su objetivo, Miyoko Shida no permitirá que la perturben los aplausos o exclamaciones del público, ni el desplazamiento de las cámaras. Existen distintos modos de aislarnos para concentrarnos en una labor en curso: como mínimo, cerrar el correo electrónico y las aplicaciones sin relación con nuestra labor y activar el contestador del teléfono. Dependiendo del contexto, podemos aislarnos trabajando a distancia, cerrar la puerta de nuestra oficina y establecer un código de comunicación con nuestros compañeros de trabajo (un cartel encima de la mesa de trabajo, por ejemplo). Escuchar música con los cascos y manteniendo bajo el volumen puede bastar para amortiguar los ruidos exteriores.

Cuarto secreto: hacer una sola cosa a la vez

Miyoko Shida termina cuidadosamente una acción antes de emprender la siguiente. Verifica que cada rama que va añadiendo a la estructura se mantiene en el conjunto antes de tomar la siguiente. Es más fácil para nuestro cerebro centrar la atención en un solo objetivo a la vez. Cuando tenemos que gestionar asuntos complejos, debemos tomarnos el tiempo necesario para descomponerlos en objetivos parciales. Por ejemplo, sentar las primeras ideas, esbozar un plan y redactar constituyen otros tantos objetivos parciales que contribuyen a redactar un artículo.

Quinto secreto: actuar con lentitud

Los gestos de Miyoko Shida son tan lentos como precisos. Y por eso mismo resultan eficaces. Nuestro cerebro requiere de esa lentitud para asociar múltiples datos, encontrar nuevas ideas, profundizar en un análisis o una reflexión, yendo más allá de las apariencias o de lo ya trillado. Las personas más creativas conocen el valor de la ensoñación. Debemos soltar el lápiz o el teclado y dar rienda suelta a nuestra imaginación, teniendo presente nuestro objetivo.

Sexto secreto: saborear el placer del éxito ¡y de actuar!

Al final de su actuación, Miyoko Shida saborea con fruición su éxito. Su rostro irradia alegría. La fuerza de esa emoción le dará valor para volver a empezar. Al mismo tiempo, y más allá de un resultado, por naturaleza efímero, su gesto final lleva en sí mismo otro poder, aún mayor, que consiste en el propio placer de actuar. Cuando nos concentramos en un proyecto cargado de sentido para nosotros, sentimos una conexión extraordinaria y profunda con nuestro propio ser.

Autor: Pascale Bélorgey

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