¿Cómo afecta la nueva Ley de control horario a empleado y empresa?

El pasado 12 de marzo se publicaba en el BOE la nueva ley de control horario de los empleados. Las empresas disponían de dos meses para poner en marcha el registro correspondiente, con lo que a partir del 12 de mayo todas deberán comenzar a registrar la jornada laboral de sus colaboradores.

La reciente aprobación del decreto ley del control horario busca combatir el fraude fiscal y evitar que el empleado haga horas extra no remuneradas. El control horario es algo fundamental en lo que a derechos laborales respecta, más si cabe a tenor de los datos revelados en la Encuesta de Población Activa correspondientes al último trimestre de 2018:

Esta recogía que más del 50% de los empleados españoles trabajan más de 40 horas semanales, que aquellos contratados a tiempo parcial no tenían una jornada que se correspondiera con la declarada legalmente y que hasta un 48% de las personas que declaraban hacer horas extra no las cobraba.

¿A qué obliga esta ley de control horario?

El nuevo decreto ley obligará a todas las empresas a llevar el registro de horario de sus empleados independientemente de la jornada que estos tengan, es decir, deberán tener control de su hora de entrada y de la de salida, un registro que también deberá llevarse con los empleados que trabajen en remoto.

Las empresas deberán conservar estos registros durante al menos cuatro años, periodo que no solo deberán estar disponibles para empleados y sindicatos, sino también para posibles inspecciones por parte de Trabajo y Seguridad Social. Por otro lado, los empleados deberán saber cuál es la distribución y duración de la jornada laboral que les corresponde y los sindicatos deberán conocer mensualmente las horas extras realizadas por los empleados.

La transparencia es, sin lugar a duda, el principal valor añadido de esta nueva ley.

Las empresas que no registren la jornada de sus empleados incurrirán en una infracción grave con sanciones que oscilan entre los 626 y los 6.250 euros. Estas multas no podrán multiplicarse, lo que significa que, aunque la empresa tenga muchos trabajadores, el importe de la sanción no se multiplicará por la cantidad de afectados, sino que se saldará con un importe único.

Ventajas para todos

Este mayor control ejercido ya no solo por la empresa, sino por los órganos que velan por el cumplimiento de los derechos de los empleados, permite evitar abusos y/o fraudes por no pagar o compensar las horas extra, pero también detectar si algún empleado trabaja menos horas que las que le corresponde por contrato. Si este balance de horas a la baja corresponde a un empleado que falta a su puesto de trabajo porque se siente poco valorado, los responsables de Personas podrán evaluar si el problema reside en el empleado o se debe a alguna práctica o política empresarial que puede afectar a más empleados y que cabe revisar por el bien de todos.

Aunque a priori pueda hacer que surjan conflictos en el seno de la organización, lo cierto es que su aplicación traerá ventajas para ambos bandos y es que también permitirá reducir el índice de absentismo, medir mejor la productividad del empleado y mejorar la gestión del tiempo. Ceñirse a la jornada laboral que a uno le corresponde, salvo cargas de trabajo puntuales, dará como resultado empleados más motivados, que no incurren en un absentismo provocado por enfermedades comunes o, lo que es peor, asociadas a estrés y ansiedad. Los empleados serán así más productivos y podrán demostrar su valía profesional mediante la consecución de sus objetivos y no por las horas que pasen en su puesto de trabajo.

El término ‘presencialismo’ podrá sustituirse por fin por el de ‘productividad’, algo que encaja mejor con las nuevas formas de trabajar que requiere el mercado laboral del siglo XXI, donde los términos globalización, cooperación, tecnología, productividad y flexibilidad laboral tienen un peso cada vez más evidente.